jueves, 11 de julio de 2013

No al acuerdo

¿Sindicalismo o seguidismo?


Estamos exactamente donde ellos querían, ¿dónde?, en el punto exacto en que dejan la responsabilidad de lo que suceda en manos de los trabajadores… referéndum, lo llaman.
Ya lo hicieron, con el acuerdo que echaba a 310 compañeros y establecía cláusulas que en otros tiempos ya lejanos, como mínimo, nos habría hecho levantarnos de la mesa de negociación, con portazo incluido. Cargaron sobre nuestras espaldas esa responsabilidad, y les salió bien, muy bien.
Llevamos años sufriendo cambios, impuestos de forma unilateral, de todo tipo: funcional, económico, organizativo, etc., pero con la firma de aquel acuerdo del ERE dimos carta blanca, entonces con nuestra aprobación, a todo lo que se ha venido haciendo hasta ahora desde entonces pero también a todo lo que está por llegar. Y lo que es peor, fijamos nuestro nivel de exigencia y compromiso frente a los ataques que estamos sufriendo durante años. Quizá lo uno sea consecuencia de lo otro, o quizá lo sea al contrario. Sea como fuere volvemos a encontrarnos en otra disyuntiva con el referéndum fijado para el día 16 del presente mes. ¿Qué se decide en este referéndum? Fácil, que sigan mermando de forma ilimitada nuestras condiciones de trabajo (salario, descansos, jornada, beneficios sociales, etc.) como ha venido pasando hasta ahora o que entremos en una dinámica de firme rechazo a toda esta estafa en la que se escudan y que llaman crisis. No olvidemos que la crisis solo la estamos pagando unos pocos.
Desde que se reanudó la negociación para el XII convenio colectivo, se han sucedido varias reuniones con la dirección de FGV. El calado de los temas planteados (por la empresa, no hay que olvidarlo) y que deben ser negociados, principalmente: reingresos, nueva clasificación profesional, nueva estructura salarial, jornada de trabajo (todo lo relacionado con ella como los servicios especiales…), y el fin de la ultractividad del anterior convenio colectivo, ha hecho que la R.S. consiga que la R.D. llegue a plantearse prorrogar esta ultractividad para tatar en profundidad estos temas durante el año 2014. Pero, y aquí está la trampa, mientras se negocia quieren que los trabajadores renunciemos, entre otras cosas, a algo esencial, nuestro derecho de huelga y nos sometamos al arbitraje obligatorio si finalmente no se llega a un acuerdo. Este arbitraje obligatorio, en el que ya no deciden los trabajadores sino un tercero (que todos sabemos a quién beneficiará) viene marcado por ley, pero de la misma manera también esta ley recoge que se puede pactar ese arbitraje pero voluntario, si avanzada la negociación entienden las partes que no son capaces de llegar a un acuerdo. La empresa no pasa por renunciar a ninguno de estos dos puntos.

¿Por qué les interesa que no podamos hacer huelgas durante la negociación?

Cuando empiecen a reorganizar la empresa, otra vez más, a partir de septiembre, como de hecho ya ha comunicado la dirección (colectivos de estaciones y atención al cliente), seguro que no nos extrañará que detrás vayan otros colectivos, es de esperar (maquinistas, etc.). Si el único recurso que nos queda son las movilizaciones y renunciamos a él ¿qué nos quedará para reivindicar nuestros derechos? Si se supone una negociación de buena fe, con ánimo de llegar a acuerdos, no deberíamos tener que llegar a hacer uso de la huelga, entonces, ¿por qué limitar este derecho? Seguramente piensan que sus propuestas son tan inasumibles por parte de los trabajadores que tendremos que ir de nuevo a la huelga. No les gusta que salgamos en televisión y en la prensa y tener repercusión social, por eso mejor limitarnos este derecho.

¿Por qué les interesa el arbitraje obligatorio?

Si después del periodo de negociación no se llegara a un acuerdo estaríamos obligados a acatar lo que dijera una tercera parte, ajena a FGV y sus trabajadores, ya que su criterio sería vinculante y con rango de convenio. Ya, de entrada, seguro que lo que se pueda decidir en ese arbitraje no va a ser beneficioso para los trabajadores puesto que no mejorará las condiciones actuales de los mismos, como poco solo puede ir a peor.

¿Y qué pasa si decae el convenio? ¿Podría darse el caso de que nos rigiéramos por el estatuto de los trabajadores?

Bueno, en manos de la dirección está, pero si eso ocurre afectaría a todos los trabajadores, no solo a los que estamos “pagando el pato” en la actualidad. Debería valorar entonces, si le interesa una inaplicación de muchos aspectos regulatorios, propios de FGV, y que no vienen reflejados en el estatuto de los trabajadores.
Legalmente aún no hay casos que sienten jurisprudencia, somos de los primeros en afrontar esta problemática así que no hay referencias al respecto y poco se puede aventurar en este sentido. Aun así, me vienen a la cabeza otras situaciones, referentes a EREs acaecidos bajo la nueva reforma laboral que han sido anulados (Vaersa, Canal 9, entre muchos otros) cuando parecía que con las leyes en la mano todo era posible por parte de la administración. Me temo que nuestro caso no seguirá los mismos pasos, aunque aún estamos a tiempo de no perderlo todo.

Con este referéndum siento que tenemos una segunda oportunidad. Siento que debemos dejar claro que hasta aquí hemos llegado, que ya hemos cedido bastante, que hemos actuado de buena fe por activa y por pasiva y que de aquí no pasamos. De lo contrario volveremos a repetir la historia, iremos perdiendo derechos poco a poco hasta que ya no haya nada más que negociar, o más bien, que imponernos.

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